Los colores de Ada Levy
Por alguna extraña razón, me resulta muy complicado describir a Ada del modo en que me gustaría hacerlo. Siempre digo lo mismo de ella, que es una mujer de treinta y tantos años, reportera, amante de las motos y que, por avatares del destino acaba convirtiéndose en investigadora privada. Y, cuando explico esto, me doy cuenta de que Ada es mucho más. Es un juguetito roto, una antigua niña a la que marcaron para siempre con las huellas del maltrato y que, en su edad adulta, no logra encontrar el equilibrio. Un personaje con un concepto extraño de la libertad, una gran capacidad para dar la espalda a los problemas y para meter la pata hasta el fondo. No es de extrañar que, en un momento dado, tras uno de sus episodios más intensos, necesite acudir a una psicóloga para tratar de poner en orden todo ese caos que hay dentro de su cabeza. Pero...
¿Cómo nació Ada Levy?
Si te dijera que diseñé a Ada de forma meticulosa y controlada te estaría mintiendo. Cuando me senté a esbozar los primeros trazos de Cómo matar a una ninfa, lo único que sabía era que quería a una protagonista de novela policíaca muy diferente a los actores que ya poblaban este tipo de ficciones.
Yo diseño a mis personajes con una técnica propia que utiliza cuatro colores básicos para hacerlos crecer: rojo (personajes racionales, extrovertidos, competitivos, impacientes y dominantes), amarillo(personajes emocionales, extrovertidos, intuitivos, persuasivos y optimistas), verde (personajes emocionales, introvertidos, pacientes, prudentes y cercanos) y azul (personajes racionales, introvertidos, competentes, organizados y concienzudos). Tras hacer un análisis de los protagonistas de las novelas policíacas que conocía, me di cuenta de que, en su mayoría, tenían almas azules o rojas, y yo quería que Ada fuese de un color diferente.
Por ese motivo, la investigadora privada Ada Levy nació como un personaje imperfecto y desequilibrado con un intenso color amarillo en el alma. Después de esto, llegaron las preguntas que todo autor recibe cuando ya tiene a su personaje: ¿Qué voz escojo para Ada? ¿Qué le ocurrió en el pasado que la dejó tan rota? ¿Cuántos años tiene? ¿Por qué, precisamente ahora, ha decidido que necesita crecer? ¿Cómo la hago crecer? ¿Quiénes son sus personajes apoyo? ¿Cuál va a ser la colorimetría de la saga?
Todas esas preguntas fueron encontrando poco a poco respuesta. Algunas de esas respuestas fueron acertadas desde el primer momento; otras, como la de la colorimetría de las novelas de Ada, necesitaron más paciencia y un trabajo más intenso. Pero...
¿Qué es eso de la colorimetría?
La creación de personajes utilizando cuatro colores básicos -fruto de una adaptación propia de la teoría DISC de William Marston y los Tipos Psicológicos de Carl Jung, entre otras teorías de la personalidad-, me proporciona una gran ventaja: la colorimetría de la novela me indica si la narración está o no equilibrada. En el caso de la primera novela de Ada, Cómo matar a una ninfa, el desequilibrio es muy patente. La saga comenzaba con un personaje amarillo desestructurado, cargado de impulsividad y de histrionismo, y eso cargaba de color amarillo toda la novela. El estado de Ada en Cómo matar a una ninfa es desorganizado y los personajes que la rodean, que comienzan a ayudarla, aún no han sacado realmente sus colores.
Hacia el final de Cómo matar a una ninfa, los colores del resto de los personajes van cogiendo fuerza y van haciendo mella, poco a poco, en la protagonista de la saga. Pero, desde mi punto de vista, ese intento de equilibrio llega demasiado tarde. En Cómo matar a una ninfa yo no fui capaz de marcar la historia con los colores del resto de los personajes, es decir, no supe trabajar adecuadamente la voz y las reacciones de los actores secundarios para influir, como yo quería, en el personaje de Ada. Cuando me di cuenta de eso, decidí ponerle remedio dándole fuerza y mucha más identidad al resto de los actores de la saga e incluyendo, en sucesivas novelas, a un personaje opuesto a Ada, capaz de controlar sus idas de olla con su marcado color azul, pero sin obligarme a alterar el carácter amarillo esencial de mi protagonista.
¿Y cuáles son los colores del resto de los personajes de la saga?
Las novelas de Ada Levy tienen un listado muy reducido de personajes esenciales. De hecho, aunque podría hablarte de algunos más, prefiero limitarme a los que ejercen una influencia directa sobre el personaje principal de la saga. Enrico, Andrea, la madre de Ada y Flor enriquecen, a base de pinceladas de sus propios colores, al amarillo radiante de la protagonista y la ayudan a crecer.
ENRICO (personaje energético)
Enrico es un investigador privado con un pasado relacionado con la camorra napolitana. Este personaje comenzará siendo jefe de Ada para acabar convirtiéndose en su socio. Enrico y ella son muy parecidos; ambos tenían en origen un alma de color amarillo solo que, en el caso del detective, esta alma se tornó roja y enfurecida tras un episodio demasiado duro y demasiado injusto para él. Es el personaje que se encarga de regañar a Ada, de mostrarle el camino correcto a golpe de palabra. A cambio, Ada le irá devolviendo poco a poco aquel color amarillo espontaneo y optimista que quedó enterrado hace años.
ANDREA (personaje pensante)
Andrea es una inspectora de policía de color esencial azul cuyo papel es poner orden y concierto en las tramas policiales. Ella y la inspectora formarán un curioso tándem: el azul de Andrea frenará a Ada en momentos en los que la cosa parece que se le va de las manos y, por contra, el amarillo de Ada ayudará a la inspectora a salir de su zona de confort en momentos en los que es necesario.
LA MADRE (personaje radiante)
Sin más nombre que 'mamá', la madre de Ada se acercará a ella con su color amarillo intenso equilibrado y la ayudará, en momentos muy concretos, a encontrar el centro. Ada es una mujer de extremos, sólo sabe estar en lo más alto o en lo más bajo, y su madre le enseñará que puede encontrar el punto intermedio.
FLOR (personaje comprensivo)
Es la vecina de Ada, su color esencial es el verde y se comporta como la verdadera madre de esta historia, esa que te abraza cuando lo necesitas y que te reconduce cuando has perdido el norte. Flor es una mujer paciente y cariñosa, siempre dispuesta a escuchar y a ayudar. A cambio de estos cuidados, Ada le contagiará un poco de su color amarillo y la ayudará a avanzar en el proceso de duelo tras la muerte de su marido.
Dicen que los buenos personajes son los que parecen humanos, los que son casi como la gente normal. A lo largo de estos años, me he dado cuenta de que la única forma de crear personajes casi de carne y hueso es observar, con la mirada vacía de prejuicios, y comprender a las personas que nos rodean, tanto a las cercanas como a las que nos encontramos en la calle o en un bar. La técnica de creación de personajes de colores me ayuda a leer a la gente real que hay a mi alrededor y a transformar muchos de los rasgos y las expresiones que me muestran en la materia prima de mis futuros personajes. De ese modo, puedo alejarme de los estereotipos porque...
LOS PERSONAJES DE FICCIÓN NECESITAN TENER TANTOS COLORES COMO LAS PERSONAS REALES
Si quieres conocer la técnica con la que diseño a mis personajes, haz click en la siguiente imagen: